Escale à Portofino, la fragancia más fresca de Dior nos invita a viajar por la Riviera italiana

Christian Dior era un enamorado de la cultura italiana y sus paisajes eran para él una fuente de inspiración inagotable. No es de extrañar que un precioso puerto pesquero de la Riviera italiana haya servido para que el perfumista François Demachy creara una fragancia fresca, tranquila y elegante que nos invita a hacer un viaje aromático, en crucero, por supuesto, con escala en Portofino.  

Portofino es un pequeño pueblo en el que no viven más de 100 habitantes y fuera de la temporada alta es un lugar muy tranquilo, un auténtico remanso de paz. Lo llaman el "Saint-Tropez italiano" y a pesar de su reducido tamaño ha conseguido preservar su autenticidad. Las calles coloridas, las antiguas casas de pescadores que contrastan con lujosas villas construidas en lo alto, pequeñas embarcaciones pesqueras que navegan junto a lujosos yates...

François Demachy ha querido expresar con Escale à Portofino la frescura clásica de una colonia que nunca pasa de moda, estival, ligera y fresca pero con una armonía más femenina. Eso sí, una fragancia fresca pero con una estructura más compleja que la de una colonia, a lo que contribuye la calidad de su materia prima, pues las esencias naturales son mayoritarias en la composición.

Foto de Anton Ivanov via Shutterstock

Como no podía ser de otra forma, en este viaje por tierras italianas predominan las notas hespérides (cítricas). Para los romanos, el mítico jardín de las Hespérides estaba en Italia y el cultivo de cítricos siempre ha sido fundamental en el país, lo que ha dado lugar a que existan esencias de altísima calidad.

Nada más vaporizar la fragancia podemos percibir el frescor chispeante de la bergamota de Calabria, que se acompaña de notas de cidra de Italia y petit grain de Sicilia. Demachy ha elegido dos variedades de cítricos para crear su petit grain (hojas y ramas): el limonero, por su aspecto vivo y el naranjo amargo clásico, verde y refrescante, al que se le han retirado las características terrosas para subrayar su nota más verde.

La fragancia evoluciona hacia un suave corazón de esencia de almendra amarga, estilo “amaretto”, que se combina con azahar. El aire herbal y aromático se lo dan las notas de baya de enebro y los toques amaderados se los debe al ciprés y cedro, que junto con almizcle blanco, notas de alcaravea y gálbano redondean esta Eau de Toilette.

Demachy plasma en esta fragancia el estilo de vida mediterráneo, regido por la ligereza y la despreocupación, en el que predomina la relajación, al igual que ocurre con las colecciones Crucero de alta costura a las que Christian Dior se refería como “prendas simples, informales, sumamente prácticas, absolutamente auténticas (...). Nunca tienes que olvidar quién eres: no eres ni una hermosa gitana ni una belleza del Caribe, eres una mujer elegante”. Una palabra clave en el universo de Dior: la elegancia se une al lujo.

Y Escale à Portofino no se aleja de esa máxima de la la Maison, una fragancia muy elegante presentada en un lujoso frasco que ya es todo un emblema de la colección, pues después llegarían Escale à Pondichéry, Escale aux Marquises y la última incorporación, Escale à Parati.

Cuatro viajes olfativos diferentes con un mismo diseño en el que destaca el suntuoso motivo de rejilla de Dior o "cannage", inspirado en las sillas estilo Napoleón III que Christian Dior hizo instalar en los salones de la boutique de la parisina Avenue Montagne para los invitados a los desfiles de alta costura. Todas están disponibles en dos tamaños, 75 ml y 125 ml desde unos 60€.

Hace unas semanas incluí Escale à Portofino entre los 6 perfumes frescos que me hacen sentir bien y los 5 básicos para sobrevivir al verano en la ciudad, lo que os dará una idea de lo mucho que me gusta y lo estoy usando en estos días tan calurosos. Es una fragancia refrescante, revitalizante, que prolonga esa sensación de frescura y bienestar que tenemos al salir de la ducha y que destaca por su buena fijación en piel, poco habitual en perfumes de la familia hespéride.

Como es tan suave, me ocurre que a ratos dejo de percibirla, pero doy fe de que no deja indiferente a nadie y nunca falta alguien que te regale un ¡Qué bien hueles! Ahora es cuando vuelvo a la realidad y cambio los preciosos paisajes de la costa italiana y su relajado modo de vida por la vorágine madrileña. Siempre me quedará Escale à Portofino para soñar con las vacaciones, hasta que lleguen ;-)

¡¡FELIZ MIÉRCOLES!!

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