Mi vida en perfumes. Un año más celebrando mi cumpleaños con vosotros :-)

Nada menos que cuatro cumpleaños he celebrado ya con vosotros y sabéis, si me leéis desde hace tiempo, que siempre intento hacer un post especial y diferente, mucho más personal de lo que acostumbro :-) Este año he pensado que sería una buena idea compartir cuáles han sido los perfumes que han marcado los diferentes momentos de mi vida y los que encierran mis mejores recuerdos.

Desde pequeñita siempre he estado rodeada de perfumes. Recuerdo el aroma empolvado y floral de mi abuelita, que siempre usó el mismo perfume, Miss Dior, o el de mi madre cuando se ponía un poquito de Poison (Dior), incluso el olor que dejaba y aún deja mi tío en el ascensor a Egoiste Platinum (Chanel) o Esencia de Loewe. Más de una vez jugué a ser mayor poniéndome sus perfumes, pero los míos de entonces eran Petit Cheri, Gotas de Oro o la mítica Agua de Colonia Concentrada de Álvarez Gómez. Colonias fresquitas apropiadas para mi edad.

Mi adolescencia estuvo marcada por varias fragancias, pero las dos primeras fueron Eau Jeune Garçonne y Eden de Cacharel (1994), la primera para el diario y la segunda para ocasiones especiales, aunque acabé usándola en cualquier momento hasta que un día me mareé en el instituto haciendo una prueba de atletismo y le cogí manía. Ambas eran bastante intensas, con notas cítricas en la salida, con bergamota y corazón floral con predominancia del jazmín, algo que después ha sido una constante en mi vida.

Más tarde me pasé a Eau d'Eden (1996), la versión Eau de Toilette, más fresquita y frutal. A la vez empecé a usar una de las que llegué a gastar un sinfín de frascos hasta que la dejaron de distribuir: Kimochi, del diseñador Jordi Cuesta, con notas como el regaliz, pachoulí y jazmín. Y recuerdo el primer día que olí Halloween y me quedé prendada. Fue mi regalo favorito de Reyes (1997). Más o menos por esa época (1999) me regalaron Ultraviolet de Paco Rabanne y me enamoré de su aroma floral oriental con violeta, jazmín, osmanthus japonés, ámbar, pachoulí y cedro. 

Otro amor a primera vista fue Coco Mademoiselle Eau de Parfum de Chanel (2001), que me robó el corazón y al que sigo siendo fiel después de tantos años. Nunca me ha cansado y sé que nunca lo hará. Es un chipre floral que reúne todo lo que siempre, por pura coincidencia, me ha gustado en un perfume: salida frutal con naranja, mandarina, bergamota y flor de azahar, otra de las notas que me chiflan, y un corazón súper floral con jazmín, rosa turca e ylang-ylang más un fondo potente con haba tonka, patchoulí, vetiver y almizcle blanco.

Aunque se lanzó en 1992, no fue hasta muchos años más tarde que pude hacerme con L'Eau d'Issey, que junto con Romance de Ralph Lauren me recuerdan a mi llegada a Madrid (2003). En aquella época prestaba más atención a perfumes frescos, con flores blancas o notas acuáticas para llevar de día, supongo que sentía que ya había encontrado mi perfecto perfume de noche (Coco Mademoiselle).

En esa línea, me topé con la maravillosa Eau Parfumée au thé vert de Bvlgari (2005), obra del no menos genial Jean-Claude Ellena. Flor de azahar, bergamota, mandarina, cardamomo y limón, con corazón de jazmín, lirios, rosa búlgara y un fondo de madera de sándalo, almizcle, cedro y té verde. He perdido la cuenta de los frascos que he gastado. Recuerdo que fui a ver la película de El Perfume impregnada de este olor y mientras la veía pensaba que aquel perfume excepcional bien podría ser este ya clásico de Bvlgari.

Un año más tarde, mi compañera de piso y gran amiga americana de la que a veces os he hablado en el blog y con la que también viví en Estados Unidos, me trajo como souvenir de un viaje a su país la línea de Cherry Blossom de Bath and Body Works. Ese fue el principio de mi amor incondicional a los cherry blossom, cuya historia completa os conté hace cuatro cumpleaños (si os lo perdisteis, podéis hacer clic aquí).

Siempre que cruzo el charco o alguien lo hace por mi, este body splash (y unas cuantas cosas más) se viene en la maleta sí o sí. Tengo reservas para sobrevivir perfumada a un holocausto nuclear (por lo menos) y es el olor por excelencia de mis veranos.

Más tarde llegaría Chic, de Carolina Herrera (2007), un regalo acertadísimo de una paciente encantadora de la clínica en la que trabajaba entonces. Fresca y sensual, con rosa búlgara, freesia, naranja y vainilla y almizcle blanco en su fondo. En los últimos años he adoptado muchas fragancias de lo más variado, sobre todo a raíz de empezar a escribir el blog, pero de las (diría que casi cientos) que han pasado por mis manos, las que más uso a diario son Eau Demoiselle Eau Fraîche de Givenchy yHalloween Blue Drop.

También me gustan mucho Idylle Eau Sublime de Guerlain, Peace, Love & Juicy Couture, L'Eau d'Issey Florale, Ange ou Demon Le secret elixir de Givenchy y Alien de Thierry Mugler para la noche (aunque sin desbancar a mi querido Coco Mademoiselle). Pero eso ya, es historia moderna :-)

Muchas gracias por acompañarme en este recorrido por recuerdos perfumados de mis fragancias favoritas y gracias también por estar ahí un año más visitándome, dejándome vuestros comentarios y compartiendo tantas cosas y buenos momentos. Si no hubiera nadie al otro lado nada tendría sentido. ¿Me contáis cuáles son los perfumes que os han marcado o aquellos que os traen buenos recuerdos?

¡¡BUENOS Y PERFUMADOS DÍAS!! ¡¡HAPPY BIRTHDAY TO ME!! (y para todos a los que os caiga hoy un añito más)

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