Mi primera cita en Felicidad Carrera. Un tratamiento a mi medida

Hace unas semanas tuve mi primera cita en Felicidad Carrera. Había leído tanto sobre esta mujer, con casi 30 años de experiencia en el sector, y me habían hablado tan bien de sus tratamientos que mis expectativas eran muy altas y reconozco que temía salir de allí pensando "pues no es para tanto", ya que por fortuna he podido disfrutar de rituales maravillosos en diferentes centros. No fue así en absoluto, aparte de relajadísima, me fui de allí con una piel nueva y ahora os explico por qué.

Nada más llegar pude conocer a Felicidad Carrera y a su hija Leticia, que es licenciada en Farmacia y Master en Nutrición. Ambas encantadoras y muy cercanas. Me mostraron las instalaciones del centro situado en número 67 de la Calle Castelló, que combinan sencillez, modernidad y confort sin perder calidez. El blanco nuclear de techo y paredes se vuelve más acogedor gracias a los suelos de madera. Ya en cabina, todo está dispuesto para que el usuario se sienta lo más cómodo posible. La temperatura es ideal y la música relajante con sonidos de la naturaleza hace que te sientas de repente en otra dimensión.

Una de las esteticistas limpió mi piel para que Felicidad pudiera hacer un diagnóstico preciso del estado de la misma. Para ello utilizó productos de Kanebo, una delicia. Estos son dos puntos importantísimos que concuerdan con los valores de innovación, honestidad y eficacia en que se fundamenta la filosofía del centro: el diagnóstico minucioso y utilizar los mejores productos del mercado, aquellos cuya eficacia está más que probada. Yo sabía que mi rostro no estaba en su estado óptimo porque había probado un tratamiento que no me había ido del todo bien y aún así me sorprendió el análisis tan exhaustivo de la piel que hizo Felicidad.

Mi diagnóstico
Es una mujer muy observadora, ya mientras estuvimos hablando en la sala de espera se dio cuenta de que tenía una piel muy delicada y complicada, "como de niña", lo que confirmó en cabina. Resulta que tengo zonas del rostro secas, muy secas, normales y grasas, un poco de todo, además de dermatitis en la frente, rojeces difusas y hasta un brote de acné. Se dio cuenta de que jamás había sufrido de acné, ni en mi adolescencia, y me pidió que no probara tantos cosméticos (aunque sabe que lo tengo bastante difícil) porque la piel acaba sensibilizándose. También me habló de mis continuos cambios de peso, algo que no sabía que afectara tanto al rostro -y que fuera tan evidente, porque yo no le había contado nada de mi vida-, ya que a la larga, puede causar flacidez. Me dijo que por genética podría desarrollar rosácea, aunque por suerte, disponen de los medios para prevenirla, como también es posible eliminar algunas manchas que tengo ocasionadas por granitos en la barbilla.

Con este panorama, enseguida propuso un plan de acción para tratar todos los problemillas que presentaba mi rostro y devolverme una piel perfecta. Como tenía la piel alterada e irritada, con muchas rojeces, mi tratamiento personalizado comenzó con una suave exfoliación, seguida de luz calmante y un velo de colágeno de la firma Valmont, la misma de todos los cosméticos que emplearon (a excepción de los desmaquillantes de Kanebo, como os indiqué antes). Tras retirar el velo, el oxígeno ayudó a que el producto penetrara mejor. Además, me dieron un masaje increíble en rostro, escote, hombros, cervicales y piernas que me dejó como nueva.

El tratamiento duro algo más de una hora y al terminar me acercaron un espejo para que pudiera verme. El resultado fue increíble, las rojeces eran prácticamente inapreciables, mi piel se veía unificada, súper luminosa, lisa, tersa, las líneas de expresión de la frente, que según me comentó, se acentuaban por la dermatitis, se habían atenuado considerablemente... Y me advirtieron que podría apreciar mejor los resultados al día siguiente y tenían razón. Me levanté con una piel de cine. Desde entonces he seguido sus recomendaciones, he evitado productos muy untuosos y no he variado mi rutina. El acné ha desaparecido y mi piel está mucho mejor dentro de su complejidad. Tener una buena piel es una carrera de fondo y no se puede descuidar.

Ahora entendéis por qué ha sido tan positivo mi paso por las manos de Felicidad Carrera y por qué os decía que salí con una piel nueva y en estado de máxima relajación. Además de tratamientos faciales como el mío, en sus centros disponen de la tecnología más efectiva para tratar todos los problemas tanto de rostro como de cuerpo. Uno de sus tratamientos corporales estrella es el Cyclone, para el que hay hasta lista de espera y con el que está contentísima mi amiga Inma, que cuenta detalladamente su experiencia en Beautyvictim. Felicidad me recomendó este mismo tratamiento pero en su versión de rostro para combatir la flacidez.

Os recomiendo consultar la web de Felicidad Carrera, que es completísima y recoge todos los servicios que ofrecen en sus centros madrileños de Castelló, 67 y Villa de Marín, 30. Cuentan además con un Centro Médico atendido por prestigiosos profesionales de la dermatología, oftalmología, cirugía plástica y nutrición, entre otras especialidades, que completan la oferta de belleza con técnicas de medicina estética.

Tras mi paso por el centro pensé en las vueltas que había estado dando a lo que le ocurría a mi piel y lo fácil que fue para Felicidad emitir un diagnóstico preciso y elegir el tratamiento y los cosméticos adecuados para atajar esos problemas. ¿Ponéis en manos de profesionales el cuidado de vuestra piel? ¿Visitáis centros de belleza habitualmente o sólo en ocasiones especiales? ¿Conocéis los centros de Felicidad Carrera?

¡¡PASAD UN BONITO DÍA!!